jueves, 31 de marzo de 2011

Saddam Hussein

(Takrit, Irak, 1937 - Bagdad, 2006) Político iraquí. Estudió en las universidades de Bagdad y El Cairo, y en 1957 se afilió al Partido Baas. Su radicalismo nacionalista lo llevó a atentar contra la vida de Abd-el-Karim Kassem (1959), por lo que hubo de exiliarse durante cuatro años.
De regreso en su país, continuó con su actividad política y en 1968 tomó parte en el golpe de Estado baasista encabezado por el general Ahmad Hassam al-Bakr, de quien se convirtió en hombre de confianza. Como vicepresidente del Consejo de la Revolución se mantuvo en segundo plano hasta 1979, cuando fue nombrado presidente de la República.
Al año siguiente, con el propósito de eliminar la amenaza de Jomeini, atacó a Irán, lo que desencadenó la guerra con este país. Tras ocho años de cruento conflicto, un Irán desgarrado aceptó el armisticio de las Naciones Unidas e Irak se declaró vencedor.
En 1990, Saddam Hussein, tras solicitar en vano un aumento del precio del petróleo que le hubiese reportado las divisas necesarias para paliar la difícil situación económica, invadió Kuwait reclamando antiguos derechos sobre su territorio. Tal violación del derecho internacional provocó la condena de las potencias occidentales, que vieron peligrar además sus intereses económicos y estratégicos en la zona.
La crisis desembocó en la llamada guerra del Golfo, en la que fuerzas internacionales obligaron al ejército iraquí a retirarse, y las Naciones Unidas impusieron un boicot total que afectó gravemente a la economía iraquí y a las condiciones de vida del pueblo. Sin embargo, Saddam Hussein aún se revolvió contra los kurdos en el norte y los chiíes en el sur, y sólo las amenazas internacionales lograron disuadirlo de proseguir con su propósito.
Los informes de la CIA asegurando la existencia de fábricas y arsenales de armas químicas y bacteriológicas en Irak motivaron el envío de comisiones de desarme de la ONU, cuyo trabajo, entorpecido dio origen a periódicas crisis internacionales y, finalmente, a la retirada de los observadores de Naciones Unidas en 1998.
En el contexto de la lucha internacional contra el terrorismo que lideró el presidente George W. Bush tras los atentados de septiembre de 2001, el régimen de Hussein se convirtió en uno de los objetivos prioritarios de la Administración estadounidense. Liquidado el régimen talibán en Afganistán, Estados Unidos apuntó su maquinaria bélica hacia Bagdad y Hussein debió aceptar el retorno de los inspectores de la ONU (noviembre de 2002), e inició la destrucción de sus misiles de alcance medio en un intento de frenar la anunciada ofensiva.
Sin embargo, la relativa cooperación de Saddam Hussein no impidió que el 20 de marzo de 2003 Estados Unidos iniciara una ofensiva sobre el territorio iraquí, al margen de las resoluciones de la ONU y con la oposición de la opinión pública internacional. El 9 de abril cayó la capital, Bagdad, y con ella el régimen de Saddam, si bien la guerra se prolongó hasta el día 14, en que el ejército estadounidense tomó Tikrit, localidad natal de Hussein y último reducto de resistencia organizada.
Capturada Bagdad y finalizados los combates, quedaba pendiente la captura de Saddam Hussein, la cual tuvo lugar el 13 de diciembre. Se iniciaba, así, una nueva, aunque no por ello menos incierta, etapa en la historia de Irak. El 19 de octubre de 2005 comenzó el juicio contra Hussein, acusado por la muerte de 148 iraquíes chiíes de la aldea de Duyail en 1982; el 5 de noviembre de 2006 el tribunal decretó la pena de muerte en la horca para el ex mandatario, la que se hizo efectiva el 30 de diciembre del mismo año en Bagdad.

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